Cómo revelar y copiar fotos

En el número siguiente a la construcción de la camarita cajón, un año exacto después del curso exprés de ampliación y a un año y un mes de la impresionante ampliadora vertical, nuestro gigantesco Tito Sol nos ofrece hoy un instructivo aceleradísimo (tres páginas) de revelado y copias por contacto, comenzando, como a él le gustaba, desde cero.
De hecho, es tan desde cero que ni siquiera se plantea la compra de un tanque de revelado. Meta tachos y baldes, nomás. Lo único que se necesitan son las drogas y una cinta ondulada (la pieza más barata del equipamiento de un laboratorio fotográfico). Los consejos de Dol son tan lúcidos como graciosos: si no tenés un cuarto a prueba de luz, revelá de noche.
Como de constumbre, ampliaremos las nociones de seguridad que daba la revista hace cincuenta años: ojo al manejar el ácido bórico. Es tóxico, es venenoso. Desde entonces ha sido prohibido para casi todo uso excepto el de insecticida. Solo los cucarachicidas se hacen con ácido bórico. Si se desea poner a un niño pequeño a aprender a revelar, es preferible reemplazarlo por el vinagre, aunque el Dire diga que apesta.




Autor: Dol. Publicado en Revista Lúpin número 63, págs. 34-36, diciembre 1970.

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