A diferencia de las radios publicadas en otras ocasiones, la de hoy tiene la ventaja de poder armarse en una pequeña cajita y de ser portátil, más allá del hecho de que para que ande al 100% será necesario extender una antena de unos 5 metros entre dos árboles.
Se sintoniza aplicando un condensador variable o un padder sobre la antena y como todos los portátiles no va puesto a tierra.
Y ahora vamos a lo doloroso: las posibilidades de encontrar en la Argentina del siglo XXI los materiales que indica Dol.
No he conseguido localizar condensadores variables tipo padder sino solamente trimmers: las capacitancias son incomparablemente menores que las que indica Dol. Si servirán o no, habrá que probarlo, y cuestan entre 20 y 30 pesos en Mercado Libre.
Resistencias de 0,25 W sí hay, pero las de 2,2 K valen 338 pesos, mientras que las mismas, si fueran de 2 W, cuestan solo 4 pesos.
Con el transistor PNP no hay problemas (40 pesos), pero el NPN (un venerable 2n169 de germanio, fabricado por General Electric) no lo he podido encontrar por ningún lado, pero tampoco encontré reemplazos.
Para concluir (y esbozar una sonrisa de conmiseración): el mismísimo autor del diseño recomienda usar estos componentes exactos y cuidarse de los reemplazos. Es obvio que nunca pensó que alguien podría querer construir su aparato cuarenta años más tarde.
Un consejo inteligente: No comencemos a armar el equipo hasta haber reunido todos los materiales, no vaya a ser cosa de descubrir que nos falta y no podemos conseguir algo tan esencial como el detector de RF cuando ya tenemos construido y soldado el resto de los componentes.
Que Dios nos ayude.
Autor: Héctor Sídoli. Publicado en Revista Lúpin nº 76, páginas 32 y 33, enero de 1972.
Se sintoniza aplicando un condensador variable o un padder sobre la antena y como todos los portátiles no va puesto a tierra.
Y ahora vamos a lo doloroso: las posibilidades de encontrar en la Argentina del siglo XXI los materiales que indica Dol.
No he conseguido localizar condensadores variables tipo padder sino solamente trimmers: las capacitancias son incomparablemente menores que las que indica Dol. Si servirán o no, habrá que probarlo, y cuestan entre 20 y 30 pesos en Mercado Libre.
Resistencias de 0,25 W sí hay, pero las de 2,2 K valen 338 pesos, mientras que las mismas, si fueran de 2 W, cuestan solo 4 pesos.
Con el transistor PNP no hay problemas (40 pesos), pero el NPN (un venerable 2n169 de germanio, fabricado por General Electric) no lo he podido encontrar por ningún lado, pero tampoco encontré reemplazos.
Para concluir (y esbozar una sonrisa de conmiseración): el mismísimo autor del diseño recomienda usar estos componentes exactos y cuidarse de los reemplazos. Es obvio que nunca pensó que alguien podría querer construir su aparato cuarenta años más tarde.
Un consejo inteligente: No comencemos a armar el equipo hasta haber reunido todos los materiales, no vaya a ser cosa de descubrir que nos falta y no podemos conseguir algo tan esencial como el detector de RF cuando ya tenemos construido y soldado el resto de los componentes.
Que Dios nos ayude.
Autor: Héctor Sídoli. Publicado en Revista Lúpin nº 76, páginas 32 y 33, enero de 1972.
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